lunes, febrero 13, 2006

Caza

Se abre la temporada de caza, las aves andan sueltas.

Los cazadores afinan su puntería. No todos lo consiguen. Siempre hay un cazador más rápido, más valiente. Transcurre el tiempo y los mejores ejemplares van cayendo. Los apremiados se retiran orgullosamente mostrando su presa ante la mirada desolada de los que no lo consiguen. Cada minuto que pasa la calidad del ave restante es inferior. Este hecho sumado al cansancio y la continua ingestión de líquidos puede acarrear problemas al cazador. En estos casos suelen aparecer sus compañeros de cacería para rescatarle.

Tristemente, muchos cazadores vuelven a casa con las manos vacías. En el mejor de los casos han fallado sus disparos y han ahuyentado las aves. En el peor ni siquiera han desenfundado...


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Como me dijiste una vez...

"Oblida la red, i pesca amb arpó"

Uri dijo...

Iremos a por las manadas y las cazaremos con arpón